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11.2.11

Qui-mera Entre-nada

Picture by Chiqui @ Alken, Belgium. 07.06.2008

Con cada respiro las venas arden. Tu aroma transportado en cada molécula de aire, estalla en infinitas sensaciones de placer que recorren a la velocidad del beso desde lo más alejado de mis tobillos hasta la última hebra en mi cabellera.

Mi corazón: al ritmo de una bulería; y al compás de las palmadas mis pupilas te siguen. El crepúsculo se posa sobre mis mejillas; mi sonrisa me delata y a la luz de tus ojos contemplo las ondas de la naturaleza en tus pasos. Casi con subtítulos puedo leer tus pensamientos, van muy rápido, zigzaguean y luego se estancan, pesadotes como tres elefantes porfiados; volátiles como un suspiro de abril. Sedosos me cautivan, me obligan a girar el mundo y seguirte a ciegas.

Hace tanto calor; empiezo a condensar. Alguien me ha dicho algo. No logro escuchar. De mi voz, no suelo tener el control.

Los misterios debajo de tu armadura se forman uno a uno frente al filo de mi mirada. Con tu picardía habitual me indicas que te alcance. Corro tras de ti; salto. Con una facilidad casi heroica te detienes al borde del precipicio de tus deseos; en esa línea casi invisible entre uno y dos; indivisible entre amor y odio. Los fósiles de tus sueños van degradando en millones de colores y se convierten en una lluvia de estrellas fugaces resbalando sobre toboganes de arco iris. Las nubes me sirven de amortiguadores y en cada una de tus pestañas me catapulto hacia el infinito, balanceándome entre los residentes globos de helio; gotas de escarcha, pasajeros espaciales son. Con un movimiento huracanado giro sobre el eje del amanecer, prolongando esos minutos entre la almohada y el interruptor de la luz y es ahí cuando te escucho de nuevo. Me concentro para descifrar tus murmullos y logro reconocer los ecos de tu voz. Acercándose poco a poco a mí, se hacen menos tenues y más reales… ‘no he dejado de pensar en ti’ susurras; y yo sonrío. Lentamente abro los ojos y ahí te veo; titilante; persistente; insaciable: despertador.

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Chiqui

2.1.11

Y en lo que va de año...

Picture taken by Chiqui @ La Cabrera, Palermo - Ciudad de Buenos Aires. 26.12.2010

... no me he levantado de la cama. Corrijo, me levanté a desayunar a eso de las 13h. Comí arepa con Diablito y Cheese Whiz y tomé té de jazmín. Lo que vino a continuación fue sólo lectura de blogs que tenía un poco abandonados. También ví los minutos pasar clickeando fotos del 2010, 2009 y hasta del 2007 y visitando el facebook desde una computadora en lugar de la, acostumbrada, aplicación Snaptu desde mi Samsung S800 (o Samsung Jet). Y traté de acceder a mi cuenta bancaria holandesa y la página web estaba en mantenimiento. Y traté de pararme de la cama y sólamente conseguí llegar a la cocina, comerme un Pirulín y servirme un vaso de agua; está bien, fueron dos Pirulines. Y en lo que va de año la tasa euro/dólar ha aumentado 0,001 a mi favor y todo eso lo he visto desde mi laptop. Y también logré actualizar los RSS feeds y finalmente observar las actualizaciones de los blogs que leo desde el sidebar en mi Windows Vista. Y pienso: 'ya esto del Windows Vista está como anticuado; ya todo el mundo anda con el Windows 7...y yo que apenas me acostumbraba a este' y también pienso en un montón de pelotudeces que debería estar haciendo y de cómo se me fue el primer día del año echada en cama. Y de cómo mis teléfonos celulares no quieren funcionar y no me importa. Y en que debería actualizar la foto de mi perfil en facebook pero de pronto vuelvo a concluir que la diablilla de 5 años me encanta y la dejo igual. En estos momentos se me ocurre qué deparará el 2011 para mi signo zodiacal Tauro, ascendente Géminis y Cochino en el horóscopo chino; en mi mundo un toro y un cochino pueden ser gemelos. Y lo que vale es el espejo en el que se reflejen. Y decido hacer un pacto conmigo misma (o con mi otro yo) y es de escribir más, preocuparme menos y enamorarme el doble. Y que el 2011 sólo sea amor y viajes. Viajes en 'oto' por muchos sitios. Con amigos y con amor y mucho vino; haciendo sueños realidad. Y ya llevo casi un mes fuera del invierno, y qué divino y qué rápido se olvida el frío y... uy! ya en Amsterdam es 2 de enero y qué rápido pasa el tiempo y yo aún en mi cama escribiendo tonterías y pensando en que mejor hago algo productivo: como escribirlas. Y mejor cambio la hora de publicación a GMT -4.30 para que este post todavía aparezca el 1.1.11.

Sí...pasar una tarde 'enzotada' en casa puede ser nocivo para la salud.

Pd.: y esta foto que tomé en este restaurant tan delicioso fue como la 5a versión a la primera; ya que me pareció tan curioso y poético lo de que 'entre los pliegues había capas delgadísimas de misterio', que debía capturarlo como mis ojos lo veían: muy artísticamente.


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¡Feliz comienzo del 2011!
Chiqui

4.10.10

XX/XY - A Compilation de Pensamientos

 Picture by Chiqui @ Mont Saint Michel - 18.04.2010

 "¿Sabes qué?" - dijo él. "No; no sé...cuéntame" - fue su pícara respuesta... "Eres sencillamente una especie digna de investigación"
Y entonces ella le susurró: "Amo la arena...¿no lo ves en mis alas?"

I can feel the magic simplicity, that one from those who live in two worlds of their own in the world of the others. That kind of magic that can only be identified by oblivion.

La magia de escribir.
Yo me inventaré mi propio final...cuando lo crea conveniente.

Veo a un señor que juraría era una mujer cuando se sentó frente a mí. Las personas mutan.

Kisses have no expiring date...but they do have a bar code. They are unique and each one of them contains information of the place where it was received, the deliverer and even the color of the sky in the exact moment it was felt.
Things do not mutate.

I just want to be next to you...at a heartbeat distance...for hours, and hours, and hours...and hours.....
Aunque no soy quién tú quieres que sea...soy yo quien te gusta a ti. y punto.

In the stomach of Paris there is some salmon...among others.

"Life is not short....life is very very long, the thing is that we'll spend it a long time as dead"

Chiqui

28.9.10

ABCdiario

Chiqui @ Sail Amsterdam 2010 - 20.08.2010

Al acariciar aquellas alas batientes, burbujas brotaban bajo cada curva. Cuando colocamos demasiadas decisiones donde debemos dejar emociones, es fácil fallar finales felices. Guardo gran gusto hacia hábiles hombres horribles...hasta hastiar. Huir: intento incesablemente imaginar juegos justicieros. Jirafas, koalas, loros…lo lamento, la licencia militar merece mencionar más necedades. No necesito nada ni nadie, olvídame. Ondas oscuras oscilan...o pasean, pero parecen piezas pegadas por personas puestas para partir. Quizás quererte, quizá quitarte, quizá querer quien quiera  retarme. Río recordándote; reconozco riesgos. Repito reflexiones; revivirlas será saborearlas solamente si saco toda tormenta. También tengo temores, trato tomar únicamente un universo vencedor. Vivir vacilando varias veces. Verborrea: whisky, xenón, yen. Ya yo ZZzzzZZZzzz…

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Chiqui


16.9.10

"Al Apagar la Luz" - Capítulo I (extractos)

Extractos del Capítulo I de mi novéla inédita "Al Apagar la Luz" - por Chiqui


Picture taken by Chiqui @ Budoni, Sardinia - Italy. 22.05.2010





Mi madre y yo nunca nos llevamos bien. Quizá por el simple hecho de aquella voz de independencia fingida y sus eternos consejos mutilados por el temor de la voz de su padre; ese abuelo a quien nunca llegué a conocer por causa de la gripe eterna que lo encerró en su cuarto hasta el día de su ocaso, estando yo muy pequeña. Tan pequeña que aquella silla de la cocina, donde Teresita posaba su rabote para pelar las papas, me parecía tan alta como la mata de mangos que solía escalar por etapas. Tan pequeña, que aquella Hacienda me parecía muy grande.


En el fondo yo siempre lo quise, con sus botas, con su ronca voz y su aliento a caña. Con su barba mal afeitada y las arrugas alrededor de su boca, vestigios de que alguna vez supo sonreír.

Habían sido ya incontables las veces que trató de meterse en mi cama; pero mi madre siempre me salvó de caer bajo sus garras, total, para ella no era más que un cliente fijo al cual le cobraba con comida y perfumes baratos que no le servían para otra cosa más que para conseguir más comida y más perfumes baratos de mano de otros decrépitos con aliento a ron, del bar de todos los días, y cabellos oleaginosos característicos de los obreros de las minas. Fue una de las pocas cosas que le supe agradecer; silente, sí, pero lo hice.

Siempre soñé con que la suerte me iba a tocar algún día bajo la almohada, como las historias de Doña Ernestina acerca del ratón que se llevaba los dientes y que vino a visitarme más seguido de lo normal y nunca me los devolvió. Maldito ratón. Nunca me dejó nada más que dos huecos en mi dentadura y un poco de dientes nuevos que no tardaron en opacarse y carearse y  causarme un inmenso dolor.

...


Mi hermana Jacinta, que aún era muy chica el día en que olvidé apagar la luz, siempre estuvo protegida por las faldas de mi madre. Qué suerte tuvo de haber nacido Aries, en aquel abril luego de la revolución. Ella no entendía nada; su cabeza de 6 años de edad se conformaba con las chupetas que Doña Ernestina le traía (si sobraban) de las piñatas de cualquiera de las hijas del Alcalde Arismendi, quienes cumplían años tan seguido como meses tenía el verano en el Caribe. A ella el ratón Pérez sí que le dejaba cosas bajo su almohada, revistas de vestidos de las Europas, caramelos de tres colores y collares de perlas plásticas. Vivía en una burbuja, apartada de la cochina realidad que vivíamos el resto de los empleados en la Hacienda Carapinta, que se encontraba más allá del kilómetro 46 y medio contados a pie desde el mero centro de San José de los Palotes, aquella ciudad de la que siempre escuchábamos hablar de carros y edificaciones de más de dos pisos. “Una ciudad del futuro”, como le llamaba mi madre quien, 10 años más tarde en su lecho de muerte, me confesó no haber pisado jamás.

...

8.9.10

...y frente al espejo, mi sombra baila

Picture taken by Chiqui @ Eressos, Lesvos - Greece 25.08.2010

Inocente la noche.
La verdad huele a ligero y frío instante de olvido.
El latido de mi corazón ensordece mis pensamientos.

Una hebra de sol cegador se descose de entre las nubes de mis más oscuros deseos y se clava en el suelo. Las semillas de mis dudas germinan; la angustia crece; mis anhelos se multiplican y ahí te veo…inmóvil, taciturno… sin decir nada, con las lágrimas envejeciendo instantáneamente entre esos tus ojos, tan profundos, tan inevitables, tan nocturnos, tan deslumbrantes.

La aspereza del viento desgarra las palmas de mis manos. Sobran las disculpas. Faltan los motivos. Los recuerdos desbordan de nuestros labios y los brazos desesperan.

La brisa acaricia mis cabellos en desorden y mi sonrisa poco a poco va enmudeciendo en un río de antojos engavetados. Las aves de tus temores baten sus alas incesantemente y un huracán de polvo de estrellas nos envuelve. El campo del amor deja la mala yerba crecer…y el tiempo no concibe más que hacer sus arenas danzar, una y otra vez, mientras se pregunta “¿por qué?”

¿Por qué, solos, ver la luna engordar y al sol mojarse en el mar?

¿Por qué, juntos, no giramos al revés, retrocedemos los segundos uno a uno, y nos logramos comprender?

///
Chiqui

6.9.10

Habemus

Designed by Chiqui on Amsterdam's sunset view from the Westerdok

Tengo en casa una cama vacía;
También tengo una botella de vino fría;
Tengo kilos de sueños enlatados
Y enormes secretos de repostería.

Tengo un elefante de color plateado
Tengo príncipes sapos encantados;
Y también tengo en el corazón un duende
Que, cuando te ve, las mejillas me enciende

Tengo vestidos de tres estaciones
Y una colección de las mejores canciones;
Tengo anillos, collares y zarcillos
Y un espejo que me sirve de lazarillo

Tengo un pasado que se desvanece
Y un futuro amplio que me sonríe;
Tengo tantas, tantas ganas de verte
Y prefiero que sea siempre en tiempo presente

Tengo libros de poesías y cuentos;
Tengo barcos en todos los puertos;
Tengo un atlas de sinfonías
Y una estrella que eternamente me guía

Tengo sonrisas y tengo temores;
Tengo un repertorio de suspiros;
Tengo la vacuna para el mal de amores,
La refuerzo cada vez que te miro

Tengo flores que han marchitado
Y miles de cartas que aún no he enviado;
Tengo en un cofre el tiempo perdido
en donde encierro las horas en que no te tengo conmigo

Chiqui

16.8.10

"Al Apagar La Luz" - Capítulo II

Extracto de mi novela inédita "Al apagar la luz":

Foto tomada por Chiqui @ Barcelona - 15-05-2010

II

“¡Qué cagada de espejo!”
“¡Clotildeeee, ¿cuántas veces tendré que recordarte que al pasarle el plumero a la cómoda de mi cuarto debes limpiarla antes de restregarla por el espejo?!”
“¡Clotilde...¿me estás escuchando?!”

Esas fueron las palabras que lograron sacarme de aquel letargo en el que me había sumergido al encontrar esa foto.

“Treinta y siete años” – dije. Una vez más me traicionó el subconsciente cuando mi sonambulismo delató mi ausencia de espíritu.

“¿De qué demonios estás hablando Clotilde Arminda? ¿Tú como que has estado tomando del frasquito verde del señor Rodríguez?” – me gritó Doña Cecilia acercando hacia mí sus dedos  en forma de pinza que más de una vez temí me arrancaran el poco pellejo que recubría mis hombros.

“Que usté se ve como toda una señora bonita de treinta y siete años” traté de corregir, pues feita, sonámbula, desnutrida y todo había algo que Diosito no me había negado y eso era la astucia y la rapidez de pensamiento, si me encontraba despierta, claro está.

La enorme sonrisa pintoreteada de carmín, mostrando sus dientes manchados de tanto pintalabios me demostró que una vez más me había salvado de un pellizco inminente, pues con un leve y narciso toqueteo de sus cabellos ni tan rubios, ni tan grises, ni tan calvos, ni tan poblados (pero más turbios que el agua del pozo de la Hacienda Carapinta), se volvió al espejo y, con manchones y todo, dijo “la verdad es que la visita del circo me sienta bien”.

“Sí, señora” – le repliqué mientras seguía doblando las camisolas y pañuelos de todos los inquilinos de la casa Rodríguez.

Si había algo que mi sonambulismo me había enseñado bastante bien era a ausentarme, aún estando algo despierta, en momentos en los que no quería escuchar a nadie. Ya suficiente hube de tener en los interminables días viviendo en la Hacienda el día que olvidé apagar la luz.

Poco tardé en empezar  una competencia entre las torres altísimas de pañuelos a ver cuál caía primero. “Si estos pañuelos hablaran…” – pensé – “…seguro se quejarían conmigo sobre los seguidos catarros que le acontecían a Lucía y Andrés”.

De verdad que esos niños bien merecido se tenían el apodo de mocosos pues desde su nacimiento, separado por tan solo 10 segundos, no habían salido de una sola enfermedad.

Gumersinda, la partera, siempre decía que ese era el destino de los sietemesinos, “no hay sietemesino saludable ni feo que yo haya visto nacer en este pueblo” y a su octogenario repertorio de años había que creerle. Sobre todo porque a pesar de bien acatarrados, con rubeola, lechina y cualquier otra fiebre de rutina no perdían ese encanto particular que a cualquier abuelita sandunga le quitaba el aliento haciéndole extender sus pulgares de uñas escarlatas con lunita plateada,que daban espacio a unas cutículas tan gruesas como su trasero y su edad, para proceder a pellizcarles las mejillas mientras con nariz arrugada y ceño fruncido repetían alguna frase como “es que son tan monos”, “ay, mírenlos tan bonitos” o “cuando crezcan serán un atraco”.

Quizá eso hubiese preferido la señora Rodríguez, que esos mellizos se convirtieran en un verdadero atraco, pues desde que empezaron a juntarse con la banda de traficantes de cambures manzanos, 7 años luego de la caída del gobierno del General Domínguez, no hacían otra cosa que traer más catarros y cualquier otra clase de nuevas enfermedades a la casa.

“Estoy loca porque esos tripones cumplan la mayoría de edad y se larguen de esta casa” – repetía Doña Cecilia cada vez que la veía probarse cualquier otra prenda íntima o vestido de fiesta de la Sra. Rodríguez. “¿Cómo me queda este Clotildita?” – se dirigió a mí con un brillo en los ojos que no había visto desde que andaba de amoríos con el celador  de la alcaldía.

“¿Usté como que va de parranda?” le pregunté con curiosidad pues aquello de llamarme Clotildita no ocurría así como de gratis nada más.

“No se responde una pregunta con otra pregunta Clotilde. Sigue así y seguirás siendo lo que eres, una cachifa bruta, sonámbula y soltera. No seas tan metiche y dime cómo me queda este vestido.”

Poco me importaban sus palabras. Nada podía ser peor que los días en la Hacienda Carapinta. “Bien” le repliqué sin mayor entusiasmo. De igual manera sabía que toda la información saldría de su propia boca pues por más que me criticase sabía que nadie más se iba a calar sus interminables halagos hacia sí misma.

“Ay Cloti no seas tan seca. Si este no me queda bien me voy a tener que poner el traje de lentejuelas rojas; tengo que lucir despampanante, pues los holandeses han llegado hoy y esta vez no me puedo perder la oportunidad de pescar a alguno que me saque de esta pensión y me lleve a recorrer el mundo en sus grandes barcos.”

A veces no sabía si la señorita Cecilia sufría más de aquel mal de soñar despierta que yo. Capaz lo había aprendido de mí; capaz era la manera como yo lo veía pero de que estaba meando fuera del perol era más que un hecho.

“Sí, le queda bien” – le dije esforzándome para demostrarle convencimiento pues el vestido de lentejuelas rojas lo había tomado la niña Lucía. Yo la había descubierto la tarde anterior, cuando estaba colocando las camisas planchadas en los armarios, y ella me pidió, en estricta confidencia y a cambio de un libro de filosofía griega que yo tanto admiraba, que no le contara nada a nadie pues si su madre se enteraba que iba a encontrarse con el joven Alexander (como todos los diciembres desde que la mafia rusa decidió crear un parque de diversiones en las ferias del pueblo) la iba a dejar encerrada de por vida en el sótano.

A mí poco me importó ni lo uno ni lo otro; prefería, sí, que la señorita Cecilia no se enterara de las aventuras soviéticas de la niña Lucía pero en verdad lo que quería era que terminara de largarse del cuarto y me dejara a solas para continuar lo que me había propuesto varias noches atrás cuando el incidente del espejo me despertó de mi alucinación.

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Chiqui

1.7.10

To-Do List

Design and Picture by Chiqui. @ Hoofddorp - 19/10/2009
  • Aprender a volar
  • Teletransportar el desorden
  • Replantar la duda
  • Alimentar el deseo
  • Soñar despierta
  • Bañar la tristeza
  • Guardar la soledad
  • Blanquear los temores
  • Organizar el ocio
  • Deshacerse del dolor
  • Llamar a la paz
  • Escribir al ingenio
  • Secar el rencor
  • Cepillar la imaginación
  • Aspirar las metas
  • Colgar la pereza
  • Desenchufar el pesimismo
  • Disfrazar las lágrimas
  • Congelar los problemas
  • Depositar la calma
  • Cocinar la pasión
  • Condimentar la picardía
  • Reciclar los sueños
  • Sacar a pasear las virtudes
  • Regar las sonrisas
  • Transferir los miedos
  • Tender la lógica
  • Repetir la verdad
  • Desinfectar el ALMA
  • Planchar el espíritu
  • Retar a la ciencia
  • Atornillar la determinación
  • Doblar los minutos
  • Exprimir la
  • Cortar las distancias
  • y...Pagar al amor
Love, Chiqui
The time is always now

18.6.10

En el Alba del Omega

Picture taken at Chupitos bar in Barcelona - 14/05/2010

"...me encanta leer tus palabras" - dijo él.
Ella, invadida por los celos, esperó a que la noche cayera y en vela lo contempló hasta pocos minutos antes del alba; le besó detrás del cuello, se vistió de mallas negras y se colocó los guantes... uno a uno. Seguidamente tomó las Armas y disparó 26 veces consecutivas.
Una última y pausada detonación, cuando ya sólo quedaba la ZoZobra, lo hizo despertar al instante del amanecer...del día en el que el abecedario hubo de perecer.

mute

Elucubrando

Picture taken somewhere in Barrio Gotico in Barcelona, at 12.01 pm 15/05/2010

¿...y qué si yo soy sólo una ilusión óptica y nunca he existido?
¿...y qué si mañana te levantas y tratas de buscar evidencia de haberme conocido y no logras hallar nada?
¿...y qué si me llamas y te cae una grabadora desconectada?
¿...y qué si vas a mi casa y encuentras una venta de sombreros en su lugar?
¿...y qué si se borran del abecedario las letras de mi nombre y olvidas mis 300 apodos y mis dos apellidos se vuelven impronunciables para tí?
¿...y qué si cierras los ojos y al tratar de dibujarme con tu memoria sólo logras ver una mancha verde que se desvanece en un chispazo de estrella fugaz?
¿...y qué si bebes en mi nombre y todo te sabe a viejo?
¿...y qué si me pasa a mí?
¿...y qué si creo que no existes y que nunca te conocí?

... sería terrible...

¡Hey! Estoy viva, soy real...estoy...aquí.

bienvenido a mi memoria...sit back, relax and...enjoy.

14.6.10

At-a-dos



picture by Chiqui @ Amsterdam - today

"...y ayudándose, paso a paso, se levantaron;
sellando así el pacto que los mantendría unidos hasta-que-las-trenzas-les-separe"

...ever heard of a sailor's knot?

Goteando

Picture taken @ Budoni, Sardinia 22/05/2010

él: "no entiendo los croissants...están llenos de aire"
ella: "Y los humanos de agua; no hay que comprenderlos, sólo disfrutarlos: gota...
                                                                                                                             a...
                                                                                                                              g
                                                                                                                                o
                                                                                                                                  t
                                                                                                                                    a"

///
Buen provecho,
Chiqui.

7.6.10

El Principado de la Indigestión

Picture taken @ La Boquería, Barcelona. 15/05/2010

             -  Señor ¿me da un kilo de gomitas?
     -  ¿Un kilo?
     -  Sí; un kilo GRANDE de gomitas
     -  A ver, y ¿cómo es un kilo grande?
     -  Un kilo grande de esos que caben en mi bulto
     -  ¡Ah bien!  ya veo de qué tamaño deseas el kilo.
     -  Pero señor, usted no comprende. No es un kilo cualquiera…quiero UN kilo de gomitas especiales.
     -  ¿Me puedes explicar más?
     -  Quiero de esas gomitas rojas con sabor a fresas y cerezas y de aquellas que tienen forma de osos y de aquellas que tienen azúcar por encima y de aquellas enrolladas  como gusanitos y de aquellas que huelen a los caramelos que mi abuelita siempre tiene en la alacena y que pican y aquellas que se quedan pegadas en las muelas de arriba y que tengo que sacar con los dedos para que se vuelvan a pegar en las muelas de abajo hasta que aquellas gomitas blancas y esponjosas, que también quiero y que saben bien dulce, se les pegan y despegan dejando los dientes más limpios que la pasta de dientes.
     -  Ya… a ver…entonces un poco de estas, un poco de las verdes, un poco de las de gusanitos y osos, un poco de…
     -  No señor…no un poco. ¿No le he dicho que quiero un kilo?
     -  Sí, ya he entendido. ¿Me prestas tu bulto para ver calcularle el tamaño?
     -  Sí, y puede aprovechar y quedarse con la manzana, con el banano, con las galletas de soda y el jugo de guayaba. Así hacemos más espacio, además…sólo puedo llevar un kilo de regreso a casa.
     -  Bien, ¿y cómo vas a pagar todo este kilo de gomitas?
     -  No crea que no había pensado en eso. He ahorrado toda la semana de los vueltos del periódico y lo he puesto en mi alcancía de cochinito. También está dentro del bulto. Debajo de la pancita tiene un botón apretado como un ombligo, si se lo quita deja escapar todas los centavitos. Si me hace el favor, pues mi papá siempre lo abre con un cuchillo y ahorita debe estar ocupado trabajando en su moto.
     -  ¿Y cómo sé que no me estás mintiendo y que tienes dinero suficiente?
     -  No tengo la necesidad de mentir. Sólo los aburridos mienten. Y yo no estoy aburrido, sólo quiero un kilo grande de gomitas.
     -  ¿Y qué vas a hacer con tantas gomitas, si puedo preguntar?
     -  Las comeré todas. De una a una, de dos en dos hasta acabar con cada una de ellas.
     -  ¿Y no crees que te pueda dar dolor de estómago comiéndote tantas gomitas?
     -  Sí. Precisamente.
     -  ¿Y qué piensas hacer al respecto?
     -  Nada. Mi mamá dice que el dolor es un buen síntoma de estar vivo.
     -  ¿Y acaso no lo estás? Yo te veo bien vivo.
     -  Pero eso es porque no ha observado atentamente.
     -  ¿Te puedo ayudar en algo?
     -  No; usted no lo entendería.
     -  Ayúdame entonces tú a comprenderte.
     -  Señor, necesito el kilo de gomitas para volver a sentirme vivo pues desde que Angélica me ha rechazado siento que mi corazón ha dejado de latir y mi maestra dice que si el corazón no funciona, morimos. Y si así es la muerte prefiero mil millones trescientas veces el dolor de estómago.
     -  Entiendo.
     -  Ahora por favor tome el dinero del cochinito y quédese con el vuelto. Abónelo si es necesario y por favor, no le cuente nada a nadie de lo que acabamos de hablar.
     -  Pero tal vez pueda ayudarte… ¿de qué manera te ha rechazado Angélica?
     -  La he invitado a jugar con mis G.I Joes y le he regalado una flor del patio de mi casa y me dijo que primero besaría a un sapo antes que andar conmigo.
     -  Hijo mío. Toma tu kilo de gomitas. Esta vez te las daré de fiado. Te ayudarán a que tu corazón vuelva a latir. Pero  es momentáneo. Pasará. No olvides que las niñas son así, ellas no juegan con G.I Joes y siempre prefieren besar sapos antes que cualquier otra cosa. No tienen la culpa, es lo que han aprendido desde siempre: pierden el tiempo inútilmente esperando que esos sapos se conviertan en príncipes y dejen de croar, mientras que los niños como tú quienes les regalan flores, se indigestan con gomitas para olvidar.
     -  ¿Usted dice que esto va a pasar?
     -  Claro que sí chiquillo. Se te pasará más rápido de lo que te comes el kilo de golosinas. Bienvenido al universo de los mayores. Guarda el cochinito. Lo vas a necesitar.
     -  ¡Gracias! Y  ya sabe… ¡ni una palabra a nadie! Usted no me ha visto.
     -  Tranquilo hijo, nadie me creería que he hablado con un muerto y eso que he aprendido a mentir.
     -  ¿Cómo dice? Ya, mmm,  no le en-mmm-tiend…mmmm…mmmm..
     -  Nada amiguito…poco a poco para que no te ahogues; ándate con cuidado y hasta una próxima vez.